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Firmes Como Un Monte - 7/15

“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre”. Salmo 125:1

El salmista comienza este salmo haciendo una descripción de lo que significa confiar. El compara a los que confían en Jehová con un monte. En su comparación nos da a entender lo firme que es la fe de una persona que ha puesto su confianza en Jehová. Al comparar al que confía con un monte, y estando persuadidos que un monte es una gran elevación natural de terreno, nos sugiere la idea que el que confía está afincado, fijo en la promesa sin contemplar la posibilidad de moverse hacia otra posición. Los montes no se mueven de un lugar a otro; muy por el contrario, permanecen firmes en su posición geográfica donde fueron creados.

La definición del diccionario de la lengua española dice que confianza es “la esperanza firme o seguridad que se tiene en que una persona va a actuar o una cosa va a funcionar como se desea.” Y la definición bíblica de confianza es esta: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Heb.11:1. Ésta es la confianza a que se refiere el Salmo 125. El hombre que confía en Jehová tiene una fe solida. Está firme, cree con todo su corazón que no será avergonzado.

Para tener tal seguridad es preciso tener un ancla construida con tanta precisión que por sus características de construcción permitan a nuestro barco fijar por agarre su posición en el mar de problemas en que nos encontremos. Sin tener que preocuparnos por las corrientes, oponemos con nuestra ancla a la fuerza de la marea satánica que quiere arrastrarnos. El conocimiento que Dios está contigo, que está a tu lado siempre, es la base para darte la confianza para creer; es el ancla para estar firme en medio de cualquier circunstancia.

Es por eso que en el versículo dos el salmista declara: “Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, Así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre”. El describe un cuadro mostrando la posición geográfica de Jerusalén para mostrar con ello la protección de Jehová. Si nos damos cuenta, el salmista describe que las montañas proveían cierta protección para la ciudad porque cualquier enemigo tendría que marchar por caminos peligrosos y difíciles para llegar a ella. Del mismo modo, como los montes protegían a la ciudad Santa, el Dios Todopoderoso nos protege, y el enemigo de nuestras almas tiene que enfrentarse con el Señor y con todo el ejército del cielo antes de llegar a nosotros.

No obstante, las circunstancias que te circundan te pueden infundir temor. Bajo el miedo puedes pensar que el mar de imposibilidad que te amenaza te anegará y ahogará con la incredulidad que te sugiere, susurrando a tus oídos que no tienes salida. ¡No mires al mar de problemas, ni pongas atención a sus violentas olas! Recuerda que contigo está el Dios de los escuadrones de Israel, el cual te ha dicho: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” (Isaías 43:2) Toma esta promesa como base. Ancla tu confianza en Dios para que puedas estar firme sin moverte de tu posición de fe como un monte. ¡Amén!

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