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Si Él Es Mi Pastor, ¿Por qué Me Preocupo? - 10/15

“Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tú vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.”
Salmo 23

El salmista David escribió este salmo inspirado en la labor de un pastor de ovejas, y en una forma poética él compara el cuidado de Dios a su pueblo con el trabajo de un pastor con su rebaño.

Con esta metáfora David comienza el salmo estableciendo que Jehová es nuestro pastor, si Jehová es nuestro pastor entonces nada nos puede faltar. Porque el pastor es el que se preocupa para que su rebaño esté en buenas condiciones, y provisto de todo bien.

Las ovejas no tienen por qué preocuparse por sus necesidades, porque es El pastor el que lleva a sus ovejas a descansar en delicados pastos, y junto a aguas de reposo las pastorea, El saca a sus ovejas a pastar en buenos lugares, y las lleva a beber aguas mansas y cristalinas. El es el que las dirige por buenos caminos, y conforta sus almas en medio de cualquier problema que pueda surgir de repente por el camino, con su dulce voz las llama, y las ovejas pueden reconocer esa dulce voz que las alienta y las dirige. (Juan 10:14) Todo lo que el pastor de pastores hace, su misericordia y bondad inmarcesible proceden de su propia naturaleza, porque Él es amor.

Recordemos que David cuando era un jovencito había ejercido este oficio, él era el que pastoreaba las ovejas de su padre. Por tanto conocía muy bien que las ovejas son animales muy asustadizos e indefensos. Ellas no pueden descansar a menos que se sientan seguras.

El pastor es el que le da esa seguridad al rebaño, cuando hay algún peligro, ellas solo levantan su mirada para ver dónde está el pastor, y cuando lo divisan siguen tranquilas comiendo, ellas saben que el pastor se encarga de defenderlas. Aunque las ovejas anden en valle de muerte, de peligro, de adversidad, en tiempo de angustia, confusión o desasosiego, enfermedad, no deben de temer, porque con ellas está el pastor.

La vara y el cayado le infunde aliento, las corrige cuando se puedan estar equivocando, pero también les da fuerza cuando se están cansando, y tomándola en sus brazos las regresa al redil. En presencia de los furiosos enemigos que quieren despedazar a las ovejas, el maravilloso Pastor con su gran poder prepara lujosos banquetes, las unge con aceite, las llena de su poder y les declara la victoria, y les asegura que para siempre moraran con Él.

Entonces podemos concluir diciendo: no importa cuál sea tu situación, si el Buen Pastor está contigo, ¿Por qué te preocupas? ¡Amén!