Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo … y su reino no tendrá fin.
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios.
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
Lucas 1:30-38
Es otro año nuevo. Aunque la navidad ya paso, es beneficioso recordar algunos de los hechos de ese acontecimiento para pensar en cómo enfrentaremos este nuevo año.
El Señor le había dicho a María que iba a tener un bebe que sería el Salvador de Israel. Sin embargo, María se encontró dando a luz adentro de un establo sucio, lejos de su familia, sin ayuda, por causa de una orden imperial de los opresores romanos. Poco más tarde huyeron a Egipto, de nuevo lejos de familia, por causa de la violencia de Herodes. Quizás no fue lo que María y José imaginaban. Pero Dios estaba en control, y en medio de ese establo humilde y sucio, trajo al mundo a su Hijo, su misma esencia, para salvarnos de nuestros pecados.
La fe de María en verdad asombra. Y las circunstancias que Dios uso para ayudar la fe de ella también sorprenden. Sin duda, la fe de María fue fortalecida por el embarazo de Elizabet, su prima, quien había concebido aun siendo de edad avanzada después que un ángel se le apareció a Zacarías. Pero no fue solo el embarazo de Elizabet que ayudó la fe de María, pues las personas siempre podrían decir que Zacarías había visto cosas y que Elizabet solo se embarazó por suerte. No, no fue solo el embarazo. Cuando Zacarías rehusó creer al ángel que le vino a decir que Elizabet iba a concebir, el ángel lo hizo mudo y sordo como castigo—aunque solo hasta el día que nació Juan. La mudez de Zacarías, entonces, vino a ser como una señal para los demás—incluyendo a María—que de verdad había acontecido algo sobrenatural. Y de paso, Zacarías no podía comunicar su incredulidad a los demás.
Entonces, tanto el milagro del embarazo de Elizabet como la incredulidad de Zacarías fueron usados por Dios para fortalecer la fe de María.
¡Que increíble que Dios use la incredulidad para crear fe! De la misma forma Él hace cosas nuevas donde no parecer haber cambio. Pensemos en esto en este año. El año nuevo es algo especial en nuestras vidas. Este ciclo que observamos en el tiempo nos ayuda a pensar en nuevos comienzos. En este nuevo comienzo, recordemos que Dios está en pleno control de todas las cosas. Recordemos que aun en situaciones que pensamos que no compaginan con lo que Él ha dicho, o que parecen muy difíciles de sobrellevar, Él hace todas las cosas para el bien de los que le aman—aun la incredulidad de otros. Recordemos la belleza de la venida de Jesucristo en medio de circunstancias difíciles—y que es solamente por esa venida que la humanidad tiene esperanza. Verdaderamente, antes de Cristo solo había juicio. Pero Él nos trajo enseñanzas de amor, paz, y gozo como nunca antes alguna persona había hablado, y por su sacrificio restauró nuestra relación con el Padre.
Tengamos fe que Él está obrando. Y olvidando lo que esta atrás, sigamos a la meta en Cristo Jesús.
Tome un tiempo para orar lo siguiente:
Señor. Te entrego hoy este nuevo año en cual estoy viviendo. Tú eres mi esperanza, y sé que a veces traes la esperanza a través de lo difícil. Confío en ti. Toma las situaciones que no puedo arreglar. Perdona mis fallas. Ayúdame a olvidar lo que esta atrás, y a seguir a la meta de conocerte y glorificarte en este tiempo que tengo en la tierra. Gracias Padre. Amen.
