Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 1Corintios 6:12
El apóstol Pablo le está hablando a la iglesia de corintios, quienes trataban de justificar sus pecados e inmoralidades diciendo: que todas las cosas les eran permitido hacer porque Cristo los había liberado de la ley. Pablo les habla diciéndoles que, la libertad que habían hallado en Cristo la perderían esclavizándose nuevamente en el pecado del cual ya Cristo los había libertado.
Ciertamente todo creyente tiene libertad en Cristo, pero en ninguna manera debemos tomar esa libertad como libertinaje. La Palabra es clara: Todas las cosas nos son lícitas, mas no todas nos convienen hacer. Toda manera de vivir, por inofensiva que parezca, sí tienen un grado de maldad en su proceder, puede ser perniciosa en nuestra vida cristiana, y puede llevarnos a desarrollar dependencias que nos llegaran a dominar y por consecuencia a esclavizar en el pecado.
La vida del creyente debe ser totalmente dirigida por el Espíritu Santo. Ninguna otra cosa debe interponerse para tomar las riendas de la vida del cristiano. El apóstol nos da la pauta a seguir diciéndonos: Todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
Muchas personas pueden hacer y practicar cosas que no están específicamente prohibidas por la ley de Dios, sin embargo, a un creyente puede que no le sea bueno el practicarlas, porque lo pueden llevar a desarrollar un mal hábito.
Por lo tanto, deja que el Espíritu Santo guie tus pasos, no quieras imitar lo que otros hacen. Recuerda: Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. ¡Amén!
