¡Inscríbase al Devocional Mensual Hoy!

* Requerido

*

*

*



*


Por Sus Frutos Los Conoceréis - 9/16

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23

El apóstol Pablo nos enseña en la epístola de Gálatas que en nuestro corazón ha sido sembrado por el Espíritu de Dios una semilla que da frutos buenos, estos frutos son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza etc. No obstante en ocasiones vemos aparecer frutos malos que brotan en nuestro interior oponiéndose al fruto del Espíritu que fue plantado por el Espíritu de Dios en nuestro corazón.

Repentinamente en el terreno de nuestro corazón pueden aparecer los celos, las enemistades, la tristeza, el desamor, la impaciencia, los malos deseos, la incredulidad, la duda, la envidia o el temor, frutos propios del hombre viejo, pecaminoso que moraba en nosotros antes de conocer a Cristo.

Este fruto aparece inesperadamente para dañar el plan de Dios en el corazón del creyente. Dios nos ha dado un modelo de conducta a seguir de acuerdo a Su voluntad, y ha puesto frutos que nos identifican con Él porque son frutos de su naturaleza divina. Él es amor, es misericordioso, es paciente para con todos, procurando que ninguno se pierda sino que todos lleguen al arrepentimiento de sus pecados para que alcancen salvación. (2Pedro 3:9)

La Biblia nos enseña que todo fruto malo viene de la carne, del hombre caído, de la naturaleza pecaminosa que había en nosotros antes de conocer a Cristo. El apóstol Santiago nos dice que nosotros somos seducidos por nuestra propia concupiscencias, ósea por los malos deseos que había en nosotros, los deseos de la carne. El enemigo usa estos deseos pecaminosos para hacernos pecar y revelarnos contra Dios. (Santiago1:14-15)

Nosotros debemos identificar los frutos que estamos mostrando, y si encontramos que en nuestro interior hay deseos malos que enfrentan y resisten la voluntad de Dios debemos de hacerlos morir ordenándole que se vaya de nosotros por el Espíritu de Dios que está en nosotros. (Romanos 8:13) Debemos llevar todo pensamiento que venga a nuestra mente tratando de seducirnos para actuar contrario a los frutos que Dios nos ha dado por Su Espíritu, a la obediencia a Cristo. (2Corintios 10:5)

Ahora somos hijos de Dios, por lo tanto nuestras acciones, nuestro caminar debe ser digno de Él, debe  estar en acorde con la simiente divina de nuestro Padre celestial que ha sido implantada en nosotros por Su Espíritu. El apóstol Pedro nos dice: “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” (1Pedro 3:8-9)  ¿Cuál es el fruto que tú estás mostrando? Recuerda que Jesús dijo: Por sus frutos los conoceréis. ¡Amén!

Tags

#2016 #frutos