Siempre que te dispones a creerle a Dios, el enemigo se levanta como un río para pararte. El usa circunstancias, crea adversidades, envía personas con malas noticias, todo cuanto le sea posible para desacreditar tu fe.
Él trabajo del diablo es robarte, porque él es ladrón. Él se complace en engañarte, porque él es mentiroso, y su delicia es destruirte, cumpliendo su faceta de asesino. Entonces, para lograr sus propósitos malvados, el usa la confusión, el desanimo, pensamientos de dudas, de incredulidad en la Palabra, y todas sus artimañas negativas para tirar abajo la fe.
El salmista conocía las tretas del enemigo, y sabía que para pararle sus engaños tenía que recorrer a las promesas hechas por Dios. Él, teniendo en cuenta la ley de Jehová recuerda sus promesas. Dios les había prometido misericordia y salvación a todos aquellos que obedecieran todos los mandamientos que Él les había mandado. Teniendo en cuenta esta verdad él dice: “Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; Tu salvación, conforme a tu dicho. Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado.”
Tu nunca podarás alcanzar las respuestas de tus oraciones sí no te para firmes en sus promesas. Nunca vas a poder destruir las asechanzas del diablo sí no te paras firmes en Su Palabra. Es la fe lo que el enemigo trata de acabar, porque él sabe que es por la fe en Dios y en su Palabra que obtenemos las mas grandes victorias.
Así que, dale una gran cachetada al enemigo, párate firme en la fe, firme en la Palabra, firme en sus promesas y dile a tu avergonzador: en la Palabra de Dios he confiado. ¡Amén!
]]>Unas de las lecciones mas importantes que podemos aprender en esta historia es, a esperar el tiempo señalado por Dios para cumplir su perfecta voluntad en nuestras vidas.
Necesitamos entender que el tiempo de Dios es siempre perfecto. Muchos atrasan el plan de Dios en sus vidas por desesperarse y no esperar el tiempo oportuno. Nuestros fracasos, ansiedades, desilusiones, y desánimos están conectados con mirar el tiempo.
La Biblia nos dice que Dios le había prometido a Abram un hijo. Él sabía que Sarai era estéril, no obstante, no le dijo búscate una concubina para que yo pueda darte un hijo, no, Él le prometió un hijo de su mujer. Sin embargo, pasaron diez largos años, y ese tiempo hizo estrago.
Sarai, a la edad de setenta y cinco años había flaqueado en su fe, y este cansancio de esperar contagió también a Abram, por lo que estuvieron de acuerdo en seguir sus propios razonamientos y concibieron su propio plan.
El mirar el tiempo produce en nosotros impaciencia, temor al fracaso, falta de fe, discordia, derrotas, y decepciones. Por consecuencia, todas estas cosas nos impulsan adelantarnos al plan de Dios, y como resultado retrasamos el plan de Dios para nuestra vida y nos privamos de recibir lo mejor de Dios.
Sarai dijo: ya estoy vieja, esperado mucho tiempo, no podemos esperar mas, usemos a mi sierva como el instrumento para traer un hijo, y esta precipitada decisión les trajo sufrimiento. Hay consecuencias cuando nos adelantamos al plan perfecto de Dios para nosotros.
Dios tiene el mejor plan para nuestra vida, su voluntad es agradable y perfecta. Por lo tanto, obedezcamos y esperemos el tiempo oportuno de Dios. ¡Amén!
]]>El creyente debe correr la carrera que tiene por delante con precisión, con fidelidad y con determinación. Es muy fácil deslizarse y salirse del propósito al que hemos sido llamados sí dejamos que nuestros deseos carnales gobiernen y dirijan nuestra carrera.
Parafraseando lo que el apóstol Pablo nos dice en este pasaje entendemos, que el no corría la carrera como sí fuera un evento sin importancia, tampoco peleaba como sí estuviera jugando con el aire. Él claramente nos dice que peleaba contra su cuerpo, él disciplinaba su carne y la ponía en sumisión bajo el control y autoridad del Espíritu Santo para no perder el enfoque del propósito al cual había sido llamado.
La Biblia nos cuenta la historia de un rey que comenzó su carrera bien, pero la terminó mal. Uzías comenzó a reinar muy joven en Judá. Dieciséis años tenía cuando comenzó a reinar y reinó por mucho tiempo y, en general, hizo lo recto delante de los ojos de Dios. Fue prosperado y alcanzó grandes logros de manera que su fama se extendió hasta Egipto. Entonces, su corazón se enalteció y quiso ejercer oficios sacerdotales que no le correspondían y Dios lo hirió con lepra hasta el día de su muerte.
Esta historia nos muestra como puede un creyente ser estorbado en su carrera. El orgullo y la prepotencia por los logros adquiridos pueden descarrilar la vida de un creyente llevándolo a salirse del propósito de Dios. Por esta causa Pablo nos dice: “sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”
No te apartes del propósito de Dios en tu vida. Corre la carrera con precisión, con fidelidad, con sabiduría. Sí sientes que hay orgullo, enaltecimiento por los logros obtenidos, golpea tu cuerpo como dijo el apóstol Pablo, ponlo en servidumbre bajo el control del Espíritu Santo. ¡Amén!
]]>En este pasaje se muestra lo indispensable que es el amor en nuestra vida cristiana. El amor no es una opción, el amor es un fruto del Espíritu que tiene que estar presente en todo momento en la vida de un creyente.
Y es aquí, en este punto donde muchos se equivocan. Para muchos creyentes el hablar en lenguas, es símbolo de espiritualidad, y miden la madurez de la vida cristiana partiendo de la base sí se habla en lenguas, o no. En este texto se nos muestra con toda claridad que este pensamiento es equivocado.
Pablo nos dice que cualquiera que hable en lenguas y no tiene amor por los demás, viene hacer como nada, porque lo que habla viene a ser como metal que resuena, como el eco de un ruido, o como címbalo que retiñe, que repiquetea, ósea, como sonido de instrumento mal tocado. Por lo que entendemos, que sí alguno habla en lenguas, pero aborrece a su hermano su hablar en lengua en nada aprovecha, porque el amor es sobre las lenguas.
Hablar en lenguas es importante, porque con ello nos edificamos y también bendecimos a Dios. Hablar en lenguas es hablar misterios con Dios, porque nosotros no entendemos lo que decimos, pero Dios sí. Hablando en lenguas intercedemos con gemidos indecibles por cosas que no sabemos, así mismo, oramos de acuerdo a la voluntad de Dios y él contesta de acuerdo a nuestra intercesión. No obstante, el hablar en lengua tiene que ir acompañado de amor.
En este pasaje queda expuesto la absoluta necesidad del amor en la vida de todo creyente. Todos debemos amar con el amor ágape, que representa un amor generoso, que identifica el amor de Dios. Así mismo, con este amor, debemos amar también a nuestro prójimo. ¡Amén!
]]>Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. Filipenses 3:7-11
Hay muchos creyentes que le cuesta crecer en el conocimiento de Cristo, patinan en su desarrollo espiritual y se preguntan ¿Por qué? Él apóstol en esta escritura nos responde el porque no pueden crecer. Contando su testimonio deja en claro como se puede crecer en el conocimiento de Cristo.
En primer lugar, él dice: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.” Todo lo que pudiera ser de valor, estatus o reputación que lo retuviera en su crecimiento, él lo veía como una avería, un desperdicio de tiempo en su vida espiritual para alcanzar su propósito.
De hecho, él mismo declara que tenía motivo sí quisiera vanagloriarse, pues era un hombre culto y estudiado en aquella época, hablaba varios idiomas, circuncidado al octavo día de acuerdo a la ley, hebreo de madre y padre, de la tribu de benjamín la cual no se había contaminado con gentiles, en cuanto a la ley fariseo devoto y estricto, en cuanto al celo de Dios irreprensible. Sin embargo, cuando realizó que por estas cosas el hombre no se podía justificarse para con Dios, lo desecho, estimo como pérdida todo aquello que pudiera pararlo en su propósito de conocer a Cristo y ser hallado de Él.
Cuando el intelectualismo, la fama, el dinero, o una alta posición te atrapan, no puedes crecer. No puedes llenarte del conocimiento de Cristo, porque este se puede alcanzar solamente por la fe, no por el razonamiento humano ni por estatus social, ni dinero, solo por la fe en Jesús.
Por lo tanto, no deje que estas cosas te paren, deséchalas, estímalas como perdidas para que puedas alcanzar la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, nuestro Señor. ¡Amén!
]]>Después de la muerte de Usa, Israel se dio cuenta de su desobediencia al mandato divino y enmendaron su proceder. En ocasiones Dios tiene que quebrantarnos radicalmente para que volvamos nuestros ojos a él.
El Señor ha trazado un camino para cada uno de sus hijos, y este camino está fundado en su voluntad. Tenemos que estar conscientes que la voluntad de Dios es agradable y perfecta, y aunque en ocasiones no entendamos su proceder, debemos perseverar, porque estando en su voluntad todo nos ira bien.
Es muy fácil desviarse del camino cuando comenzamos a orientarnos según nuestro propio razonamiento, o por lo que nos digan las circunstancias. Debemos darnos cuenta que al quitar nuestros ojos del plan de Dios y ponerlos en las circunstancias le damos cabida a la incredulidad.
Recordemos que, el pueblo de Israel atrasó el plan perfecto de Dios para ellos cuarenta años, por mirar las circunstancias. Sin contar, que el pago por su incredulidad fue la muerte. (Deuteronomio 1:34-35)
David se dio cuenta de la desobediencia en la que habían incurrido, y por la que habían sido quebrantados y les dijo a los Levitas: “santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado, pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.”
Aunque era la voluntad de Dios que el Arca la llevaran a Jerusalén, la misión de ellos fue estorbada por no tomar en cuenta lo que Dios le había mandado. Por lo tanto, no queramos obrar de acuerdo a nuestro criterio, antes, santifiquemos nuestro corazón con su Palabra y, hagamos todo de acuerdo a sus mandamientos. ¡Amén!
]]>Marcos nos relata que, cuando llegó la noche Jesús les dijo a sus discípulos: Pasemos al otro lado.
Pasar al otro lado significa, cambiar de posición. Significa, dejar atrás lo que se estaba haciendo e ir hacia adelante a un nuevo futuro. Significa, dejar la antigua forma de vida y comenzar una nueva. Significa, dejar de pertenecer en un lugar, para pasar a pertenecer a otro.
Así mismo, cuando venimos a Cristo cambiamos de posición, salimos de la oscuridad en que vivíamos, a la luz de Cristo. Salimos de una vida sin propósito, a una vida llena de propósitos.
Salimos de una vida de tristezas, a una vida llena de gozo y alegría. Cuando vinimos a Cristo, pasamos al otro lado.
La Biblia nos dice que cambiamos de reino. Fuimos trasladados del reino de las tinieblas, al reino del amado Hijo de Dios, en quien tenemos redención por su sangre el perdón de pecados. Colosenses 1:13
Note que se nos dice: que nos rescató del reino de las tinieblas, pues así se describe el dominio de Satanás, en oposición al reino del Señor Jesucristo, quien es luz. Él nos compró con su sangre e inmediatamente nos cambió de posición, llevándonos a pertenecer ahora al reino de su Amado Hijo.
Dejamos de pertenecer al reino de las tinieblas, de la oscuridad, de tristezas, confusión, desamor, y muerte, para entrar a pertenecer a un reino de luz, paz, gozo, alegría, y vida eterna.
Antes de conocer a Cristo, estábamos asentados en un mundo de tristezas, dolor, y quebranto, pero ahora el Señor pagó el precio para que vivamos una vida abundante, llena de gozo, alegría, y bendición.
¿Por qué entonces vives una vida espiritual mediocre? ¿Por qué sigues estancado en medio de la oscuridad como vivías antes de conocer a Cristo?
Es tiempo de cambiar de posición. Cristo ya te liberó, Él ya pagó el precio. Por lo tanto, no te quejes mas, ahora te toca a ti actuar. ¡Levántate y pasa para el otro lado! ¡Amén!
]]>Según el diccionario, la palabra prójimo nos habla de un compañero, un vecino, un sujeto, cualquier persona cercana a ti, sea amigo o no. Al parecer, en los días de Jesús se había malentendido la palabra prójimo, y se enseñaba que amar al prójimo significaba amar a aquellos que son tus amigos, los que te hacen bien. Por esta causa Jesús les comienza diciendo: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
Esta enseñanza de amar al prójimo y aborrecer a los enemigos era bien recibida por el pueblo, pues no alteraba en nada los designios del corazón humano que por naturaleza es malo. Por consecuencia, el amar a tus amigos solamente era un hecho común; no se veía mal, pues es una reacción normal del corazón el rechazar aquellos que te tratan mal, aquellos que te hieren profundamente sea con palabras o acciones.
Sin embargo, esa reacción normal se vuelve un problema para nosotros cuando nos topamos con las palabras de Jesús. Él nos dice: Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Con esta frase: “pero yo os digo” el Señor nos indica que no importa lo que hallas aprendido antes, no importa lo que hallas escuchado, no importa lo que tu corazón este acostumbrado hacer. Lo que Él dice es lo que vale.
Entonces, sí queremos ser hijos de nuestro Padre que esta en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos sin hacer acepción de personas, tenemos que aprender a amar y bendecir a los que nos maldicen. Tenemos que orar por aquellos que nos persiguen y nos ultrajan. Tenemos que ser como Él es, recordando, que el sol sale para todos. ¡Amén!
]]>Un desierto es un lugar solitario, despoblado, vacío, inhabitable, inhóspito. En la vida cristiana cuando hablamos de desiertos, estamos hablando de tiempos difíciles. Tiempos de confusión, tiempos de pruebas, tiempos de soledad, tiempo donde no oímos la voz de Dios. Tiempos donde no entendemos el por qué de muchas cosas.
David escribió este Salmo estando en el desierto de Judá. Algunos comentarios dicen que este tiempo fue cuando huía de delante de Saúl. Otros, dicen que fue en la época cuando huyó del palacio delante de su hijo Absalón. El porque estaba en el desierto no lo sabemos con seguridad, lo cierto es que estaba en un desierto árido, donde no había agua, huyendo y en angustia.
Allí, en este desierto, en esa situación adversa el reconoce que Dios era su Dios. Él le promete buscarlo de madrugada porque sentía sed de su presencia. Allí en ese lugar árido su ser anhelaba la comunión intima con su Señor, para ver el poder y la gloria de Dios en su vida, y en su situación.
Es cuando pasamos por el desierto que conocemos mas a Dios. Son en esos momentos difíciles cuando nos rendimos completamente ante los pies del Señor, reconociendo que solamente él, puede sacarnos del desierto y llevarnos a la victoria.
Es en el desierto donde nos acordamos de todas las bendiciones que hemos recibidos de su mano. Es en ese tiempo donde nos acordamos que él ha sido nuestro socorro y entonces, debajo de sus alas nos refugiamos. Es en ese tiempo de prueba donde nuestra alma se apega a él y sentimos como su diestra nos sostiene. ¡Amén!
El cansancio espiritual puede venir cuando estamos mucho tiempo buscando la solución o la respuesta para nuestras peticiones y no la vemos llegar.
En el Evangelio de Marcos encontramos una historia que puede ilustrar lo que estoy diciendo. A los discípulos vino un hombre trayendo a su hijo quien estaba poseído por un demonio desde niño. Los discípulos no pudieron hacer nada, y el hombre esperó que viniera Jesús.
Cuando Jesús vino, el hombre enseguida lo abordó para rogarle que liberara a su hijo. Y le dijo: Sí puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.
Note, que en las palabras de este hombre se nota poca fe. Con la frase, sí puedes hacer algo, revela su incredulidad. Sí usted ve, él ante pone el sí al Poder de Jesús. Con sus palabras delataba la poca esperanza que tenía de ver realmente un milagro. El cansancio que le causaba aquella horrible situación lo debilitaba para creer.
Jesús le dijo: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” El hombre al oír esto le responde inmediatamente: “Creo; ayuda mi incredulidad.” En otras palabras, el padre del niño le dijo: Señor, yo quiero creer que puedes hacerlo, pero estoy tan cansado de tocar puertas para que se resuelva mi problema sin ver resultado, que quizás, puede venir a mi la duda. Ayúdame con esta incredulidad que se produce por mi cansancio de tanto esperar el milagro. Ayúdame para que mi fe se fortalezca en ti.
La fe no es algo fuera del alcance de nosotros. Por muy pequeña que sea tu fe, si es genuina Dios la oye. Jesús entendió la sinceridad de aquel hombre, y le ayudó. Sí estas cansado del fracaso de tu fe, clama como aquel hombre y dile al Señor con toda sinceridad, ¡Creo, ven en auxilio de mi poca fe, saca fuera mi incredulidad! Él te ayudará a que tu fe se fortalezca en él. ¡Amén!
Muchos cristianos se quedan estancados en un bajo nivel espiritual sin avanzar, porque ponen sus ojos en los errores cometidos, y piensan que nunca podrán alcázar nuevas metas porque son débiles y no pueden ser perfectos.
Dios conoce nuestra humanidad y él sabe que no somos perfectos. La perfección es un estado que solo alcanzaremos después de la muerte, cuando estemos en su presencia. Sin embargo, él quiere que caminemos hacia la perfección cada día, santificándonos prosiguiendo a la meta del supremo llamamiento.
El apóstol Pablo con todo el conocimiento que tenía a cerca de Dios, no pretendía decir que era ya perfecto. El conocía que como humano había cometido muchos errores, por esta razón él dice: pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Dicen que alguien le preguntó a una famosa pianista como había logrado poseer tanta habilidad. Ella le respondió que lo había logrado mediante el olvido planificado. Al ver la cara de asombro del que preguntaba añadió; Sí, mediante el olvido consciente de todo aquello que no estuviera relacionado con mi meta y contribuyera a su logro.
Nuestra meta debe ser querer llegar hacer como él es. Por lo tanto, para lograrlo, tenemos que olvidarnos de todo aquello que pueda ser tropiezo para nuestra meta, olvidarnos de todo lo que nos detiene para llegar a cumplir con el supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. ¡Amén!
]]>Jesús nos hablo de dos puertas, dos caminos. En este versículo él nos describe como son estos dos caminos y a donde llevan. Uno, él dice, es una puerta ancha que tiene un camino espacioso, malo, y perverso y lleva al hombre a la perdición. El otro es una puerta estrecha, que tienen un camino angosto pero bueno y recto, y lleva al hombre a la vida eterna.
El Señor nos dice que, el camino ancho lo transita mucha gente. Todos entran y quieren transitar por el movido por sus malvados corazones. En este camino caminan con libertad. No hay restricciones, pueden entrar con toda su carga de pecado, no tienen que refrenar sus perversos instintos, ni ponerles freno a sus malas paciones. Todo lo que se quiere hacer es permitido, y nadie te señala por tus actos, mas bien te aplauden.
En cambio, el segundo camino la puerta es estrecha, no muchos entran por ella. Porque para entrar, se necesita nacer de nuevo. Se necesita entregar la vida y el corazón a Dios. El camino es difícil, porque por el no puedes transitar como tu quieres, ni de acuerdo al deseo de tu corazón. En este camino angosto, quien dirige tu vida es Dios, el dirige tus pasos y va enderezando las sendas torcidas debajo de tus pies. En este camino hay que negarse uno mismo, tomar la cruz y seguir los pasos de nuestro amado Señor. Como dice la Palabra: este camino será llamado: camino de santidad. Isaías 35:8
Muchos han querido conciliar el camino estrecho con el ancho, para no pasar pruebas ni comprometerse con el mundo. Han introduciendo doctrinas demoniacas que permiten al hombre vivir de acuerdo a su engañoso corazón y no de acuerdo a Dios. Olvidando estos, que, así como no se mescla el aceite con el vinagre, tampoco se puede mesclar la santidad de Dios con el pecado. La Biblia declara: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Gálatas 6:7
¿Qué diremos a esto? Sí estas caminando por el camino angosto no trates de probar el camino ancho. Mantente fiel combatiendo el buen combate, porque el final de este camino estrecho es la salvación. ¡Amén!
]]>Muchos son los que se quejan diciendo que Dios no oye sus oraciones. Ellos alegan que llevan mucho tiempo orando y no han visto ningún cambio en su situación, ni han tenido una respuesta a sus peticiones. Sin embargo, la Biblia declara: “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias.” Salmo 34:17 Sí Dios es fiel a su Palabra, hay una incongruencia grande aquí, por lo que vale preguntar: ¿Cómo estas orando?
Sí ponemos atención a nuestro texto central encontramos tres grandes exigencias que se nos demanda para entrar a la oración. La primera es tener fe en Dios. La segunda es creer que él es real. Y la tercera es creer que él es galardonador de los que le buscan.
La Biblia nos dice, que la fe es ese ingrediente que agrada a Dios. No podemos agradar a Dios en nada sí nuestras obras no van acompañadas de fe. El apóstol Pablo en Romano 14:23 nos dice claramente que, “todo lo que no proviene de fe es pecado.” Entonces, podemos decir que una oración sin fe es una oración vacía, insípida, muda, y sorda y por consecuencia, Dios no la oye.
Por esto razón entendemos, que la fe es esa llave que abre la puerta para entrar delante de la presencia de Dios. Nadie pueda entrar en la presencia del Todo Poderoso sí no creé que el existe. La Palabra misma nos declara que, “es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” La fe, es esa certeza, esa convicción a dentro de nuestro corazón que nos testifica de que Dios es real. La fe también es esa seguridad que nos inunda y nos convence que recibiremos lo que hemos pedido en oración.
Nuestro Dios no es una esfinge inmóvil y fría, tampoco es una imagen hecha de palo o piedra, que tienen ojos y no ven, oídos tienen y no oyen, boca les fue marcada pero no hablan. Nuestro Dios es un Dios vivo, creador del cielo y la tierra, todo el poder le pertenece a él. Por lo tanto, él habla, él oye, y él ve.
Así que, sí no has recibido lo que tu has pedido, ¡revisa tu oración! ¡Amén!
]]>Esta es una de las promesas bíblicas mas mencionadas dentro de la iglesia. Sin embargo, es también una de las promesas muy poco aplicadas a la vida diaria de oración.
Por lo general tendemos a preocuparnos y desanimarnos frente a las dificultades de la vida, oramos, y clamamos, pero no esperamos respuestas.
Dios exhortó al profeta Jeremías a que orara por aquello que Dios había determinado darles. De igual modo, Dios nos ha dado estas mismas promesas a nosotros para que oremos por aquellas cosas que están en su voluntad.
La promesa es clara: “Clama a mi, y yo te responderé”. Ciertamente hay una respuesta para la oración. Con esta promesa nos damos cuenta que el Señor quiere que oremos con constancia hasta que recibamos la respuesta.
Además, la segunda parte de esta misma promesa nos dice: “y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces”. Es en esa búsqueda incesante en la oración, donde Dios nos enseña las cosas grandes, e insondables que él tiene para nosotros. Porque cosas inimaginables y maravillosas son las que nuestro Dios ha preparado para nosotros. Dios tiene bendiciones preparadas para nosotros que están escondidas desde la eternidad.
Por lo tanto, no te canses de orar y de esperar la respuesta que viene para ti. Hay grande galardón para aquellos que esperan en él. Sí lo crees, el Señor te sorprenderá con cosas grandes y ocultas que tú no conoces. ¡Amén!
]]>Cuan ingratos somos a veces nosotros los creyentes con nuestro Dios. Cuán fácilmente olvidamos sus beneficios. Cuando lo que pedimos no lo vemos llegar, cuando la atmosfera de problemas a nuestro alrededor no cambia, nos desanimamos y nos olvidamos de todos los beneficios recibidos anteriormente.
Nos olvidamos que él es un Dios fiel a su Palabra, nos olvidamos que él es misericordioso, él es bondadoso, nos olvidamos que él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos, nos olvidamos que él no cambia ni deja de ser.
El olvido es ingratitud. En el corazón del cristiano siempre debe estar presente lo que Dios ha hecho por nosotros. El cristiano siempre debe estar mirando a la cruz, porque en la cruz Jesús nos dio el mayor de los beneficios, nuestra salvación.
Fue en la cruz que nos salvó, pagó con su sacrificio nuestra deuda, con su sangre nos lavó de todo pecado, con su herida nos sanó, nos impartió su justicia, nos reconcilió con el Padre y ahora somos llamados hijos de Dios. Con su muerte nos abrió el camino para entrar ante el trono de la gracia y llamar al Dios creador del cielo y la tierra, Padre nuestro.
¿Cómo podemos olvidar sus beneficios? Olvidar tan grande favor no tiene otro calificativo que, ingratitud.
Aunque no entiendas lo que te está pasando, pon tus ojos en la cruz. La visión de tan magno sacrificio disipará tus temores, preocupación y ansiedad. La cruz te hará recordar que sí Dios fue bueno en el pasado y te ayudó, también lo hará ahora, porque él no cambia. ¡Amén!
]]>Uno de los pecados que la mayoría de los creyentes están practicando sin ponerle atención, es el egocentrismo. Pues sin darnos cuenta nos hemos acomodado y solo pensamos en nuestro propio interés haciéndonos cada día egoístas, ingratos, ambiciosos, y avariciosos.A pesar que la Biblia nos manda a orar los unos por los otros, la verdad es que nuestras oraciones solo se centran en nosotros solamente o en nuestra familia. Sí usted pone atención, el apóstol en este capítulo 6 de Efesios del versículo diez en adelante nos está hablando de vestir la armadura de Dios. El termina la descripción de la armadura que debemos vestir y usar diariamente contra el enemigo de nuestras almas con la oración.
Pero no una oración egocéntrica, sino una oración de amor, perseverante por todos los cristianos.
Pablo nos dice: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos…”
Es interesante notar que el apóstol nos manda a orar en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, velando con perseverancia y súplica por todos los hermanos en Cristo en medio de la guerra espiritual. Fíjese bien, que no se nos manda a orar solamente por nosotros y nuestros problemas, sino que nos manda a orar por todos los cristianos.
Por esta razón entendemos que el centrarnos en nosotros mismos solamente, no agrada a Dios. En medio de nuestras batallas contra el enemigo debemos orar no solo por nosotros sino también por nuestros hermanos que están sufriendo alrededor del mundo diferentes ataques. Cumpliendo el requisito que se nos manda al orar por los otros, cerramos la puerta para el enemigo, y no le permitimos que nos asalte con el egocentrismo y nos derrote por el egoísmo.
Por tanto, cumplamos la voluntad de Dios. Digamos no al egoísmo y oremos en todo tiempo tanto por nosotros, como por nuestros hermanos. ¡Amén!
]]>Todo creyente debe desear hacer la voluntad de Dios. Sin embargo, para poder vivir haciendo Su voluntad, debemos conocer sus mandamientos. Su Palabra debe morar dentro de nosotros, en nuestro corazón debe estar gravado todos sus preceptos.
Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor, entramos a una nueva vida con Cristo haciendo la voluntad predestinada de Dios. En Efesios 5:1 se nos dice que fuimos predestinados por Dios para hacer adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según su voluntad. También nos envolvemos hacer la voluntad moral de Dios cuando guardamos sus mandamientos, cuando vivimos una vida caminando de acuerdo a la ley moral de Dios.
Cuando conocemos la voluntad anhelada de Dios para nosotros, nos recreamos en su voluntad y nos regocijamos al saber el cuidado que el tiene de nosotros. Jeremías 29:11 nos dice esta verdad: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”
Pero que pasa cuando tropezamos con la voluntad circunstancial de Dios. Cuando en medio de nuestras adversidades, o situaciones difíciles no sabemos que hacer. ¿Cómo vamos a saber entonces cual es su voluntad para seguirla? o ¿Cómo sabremos que decisión tomar de acuerdo a su voluntad?
Dios nos guía siempre a toda verdad. Él nos guía por su Espíritu que vive dentro de nosotros. Entonces, debemos preguntarnos antes de tomar ninguna decisión: ¿Tengo paz al tomar esta decisión? ¿Estoy basando mi decisión de acuerdo con la Palabra de Dios? ¿Estoy honrando a Dios en hacer lo que estoy pensando? La Biblia es clara cuando nos dice: Amados, sí vuestro corazón no nos reprende, paz tenemos para con Dios. 1 Juan 3:21
Por tanto, alineemos nuestra vida con la Palabra, y podremos decir como el salmista: El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón. ¡Amén!
]]>Muchos pudieran confundir el deseo legitimo de una persona prosperar con avaricia. Entonces, ¿Cómo podemos identificar la avaricia? La avaricia la podemos definir, como el afán de poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas sin compartirlas con nadie.
Sí ponemos atención, el Señor comienza su enseñanza diciéndonos: “Mirad, y guardaos de la avaricia.” En esta frase hay dos palabras claves que quisiera ponerle atención. La primera es, mirad. Esta palabra nos habla de vislumbrar, percibir, ver cuales son las verdaderas intenciones del corazón. Jesús, claramente nos dice que, observemos los propósitos de nuestro corazón, para que ninguna partícula de avaricia se pudiera introducir en ellos.
La segunda palabra que deseo ponerle atención es guardaos. La palabra guardaos nos habla de custodiar, de abstenerse de alguna cosa. Por lo que entendemos, que el Señor nos sugiere con esta palabra, custodiar nuestros deseos para que la avaricia no tome ocasión disimuladamente en nuestras vidas, imponiendo su perverso razonamiento, controlando así nuestra forma de pensar y vivir.
Jesús nos declara con mucha sabiduría la ineficacia de la avaricia diciéndonos estas palabras: “porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” La verdad es que la felicidad y la paz que todo ser humano persigue no se encuentran en las posiciones que se adquieran. ¿Cuántos ricos viven en depresión y optan por suicidarse? ¿Cuántos se esfuerzan en alcanzar vienes y cuando los tienen, se dan cuenta que han perdido lo mejor que tenían, su familia? El dinero y las posiciones no pueden comprar la estabilidad familiar, la paz, la salud, y la salvación.
La avaricia es uno de esos pecados que pueden controlar nuestra vida sí no le ponemos atención. Ella es como un átomo de polvo que puede alojarse solapadamente en nuestro corazón infestando nuestra mente con: tacañería, mezquindad, y egoísmo.
Por esta razón, recordemos siempre las enseñanzas del maestro: Mirad, y guardaos de toda avaricia, ¡Amén!
]]>Creo que algo que identifica a todos los seres humanos es el querer ser reconocidos cuando se realiza bien un trabajo. Nadie quiere ser ignorado, nadie quiere pasar desapercibido; todos queremos que los otros puedan admirar nuestro talento, y celebrar nuestros triunfos.
Sin embargo, el desear que nos reconozcan puede ser peligroso en algunos casos, pues sí no somos maduros suficientes, el orgullo puede envolvernos en el medio de los elogios.
El envanecimiento por los logros alcanzados sea: profesionales, ministeriales, de negocios, o de índole personal, es muy común, pues las personas suelen vanagloriarse por los elogios recibidos, y engreídos hasta lo sumo comienzan a alabarse a sí mismos contándoles a todos sus proezas.
El apóstol Pablo nos dice: Mas el que se gloría, gloríese en el Señor. Todo creyente debe aprender a reconocer que todo lo que recibimos proviene de Dios, pues es él el que nos da la sabiduría, la inteligencia y habilidad para realizar todas las cosas. Además, todo es de él y para él, pues también nosotros mismos somos de él. Así que, ¿para qué gloriarnos? Sí todas las cosas nos han sido dadas por él.
El apóstol sigue diciendo: porque no es aprobado el que se alaba así mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
Entonces, hagamos todos para el Señor y no para ser reconocido por los hombres, deseando el ser aprobados y alabados en lo que hacemos por nuestro Dios. ¡Amén!
]]>Sí ponemos atención en el texto encontramos que, Moisés, estaba muy dedicado a su trabajo como pastor de ovejas, y sin pensarlo llegó hasta Horeb el monte de Dios. Allí Dios captó su atención con una zarza en fuego. La Biblia nos dice que se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de la Zarza, pero Moisés no vio al Ángel, solo vio la Zarza que ardía y le llamó la atención.
Dios tenía un propósito con Moisés, él tenia un plan para que el desarrollara, pero Moisés estaba ocupado en el día a día con su trabajo. Dios tuvo entonces que llevarlo a Horeb, el monte de Dios, un lugar solitario, llamando su atención con una zarza en fuego que no se consumía, para que se acercara y así poder hablarle. Note: que, el Ángel de Jehová no le habló hasta que no capto su atención.
De igual forma, Dios está interesado en hablarnos a nosotros, él tiene un plan para nuestras vidas y desea revelárnoslo, él quiere que oigamos su voz. Sin embargo, como Moisés, nosotros también estamos ocupados, por lo que tiene que captar nuestra atención.
La zarza ardiendo que él utiliza en nuestros días para captar nuestra atención es: inquietándonos internamente, por medio de una decepción, por medio de un fracaso, por problemas económicos, por problemas familiares, situaciones inesperadas, por medio de oraciones no contestadas, etc. Él sabe como atraernos al monte de Dios, a la oración, para hablarnos y revelarnos sus planes.
Dios nos habla hoy por medio de su Palabra, por medio de un mensaje, nos habla a nuestro espíritu, con voz audible, y de muchas formas mas. No obstante, es allí, en el monte de Dios, a solas con él, donde podrás escuchar su dulce voz. ¡Amén!
]]>Una de las cosas difíciles de derribar en nuestra vida cristiana es la fortaleza que el diablo crea en nuestra mente. Es difícil de derribar porque son difíciles de identificar. Como creyentes no pensamos que tenemos este tipo de problemas, pero, en muchos casos el enemigo derrumba al creyente desde la fortaleza que edifico despacito en su mente.
No estoy hablando de posesión demoniaca, porque el creyente pertenece a Cristo. Hablamos de ataduras, yugo de opresión, yugo de incredulidad, duda, temor, que el diablo mantiene sobre un creyente desde afuera, operando por la fortaleza que edifico en la mente del creyente.
Y quizás usted se pregunte, ¿Cómo es que sí yo pertenezco a Cristo puede tener una fortaleza enemiga en mi vida? Muy sencillo. Lo explicaré de la siguiente forma. Así como un país libre e independiente puede tener una base militar de un país extranjero en su territorio mediante un acuerdo, de la misma forma, en la mente de un creyente puede haber una base militar del diablo si el creyente acepta sus propuestas.
Desde esta base militar el diablo hace guerra en la mente del creyente. Desde afuera el envía pensamientos mentirosos y malignos, contrarios a la Palabra de Dios. El apóstol Pablo nos exhorta a derribar estas fortalezas, estos argumentos altivos y petulantes del diablo.
Para derrumbarlos necesitamos identificar que están en nuestra mente. ¿Y como sé esto? Cuando tú mismo te escuchas hablando negativamente y contrario a lo que la Palabra enseña. Para llevar nuestros pensamientos y argumentos a la obediencia a Cristo, necesitamos ayuno y oración. ¡Amén!
]]>Uno de los problemas mas frecuentes que encontramos en la iglesia hoy es el raquitismo espiritual. Muchas de las personas que se convierten a Cristo, no crecen, ni dejan a tras sus viejos hábitos, los frutos del hombre de pecado y, por consiguiente, sus vidas espirituales se quedan sin crecimiento.
El apóstol Pedro enumera una serie de pecados que abundan en la iglesia, reflejando con ello el poco crecimiento espiritual que tienen aquellos que lo practican.
Primero, él nos dice: “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones…”
Todos estos pecados abundan en la iglesia impidiendo el crecimiento espiritual. También obstruyen la obra del Señor, rompiendo la comunión entre los hermanos, dañando muchas veces, la reputación y el testimonio de muchos fieles, levantando con todo esto una atmosfera de hostilidad y divisiones en la iglesia.
Agustín de Hipona, teólogo, y una de las máximas figuras de la historia del pensamiento cristiano dijo muy acertadamente: “La malicia se deleita en el daño ajeno; el engaño imparte la duplicidad al corazón; la hipocresía imparte la duplicidad a la lengua; las detracciones hieren el carácter de otro”
Por esta causa, el apóstol recomienda: “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,”
Pedro compara a los neófitos en el conocimiento de la Palabra con niños recién nacidos, que necesitan la leche materna para su crecimiento.
Por tanto, sí sabes que estas enredado en algunos de estos pecados que el apóstol menciona, necesitas con urgencia dejarlos a los pies de Cristo y, desead como niño recién nacido la leche no adulterada que es la Palabra de Dios, para que no tengas tropiezo y, puedas crecer en el Señor. ¡Amén!
]]>Todo tipo de oración que se levante en fe ante nuestro Dios, es una oración poderosa, porque la oración es la acción de hablar con nuestro Señor. Sin embargo, Jesús nos habló de una oración diferente, una oración que requiere dos personas, la oración de acuerdo.
Sí usted ve, primero el Señor nos dice que, sí dos de nosotros nos ponemos de acuerdo en la tierra… Con esto nos queda claro que en esta oración tenemos que tener a otra persona que juntamente con nosotros crea y se ponga de acuerdo con nosotros en lo que vamos a pedir. No puede ser cualquier persona, se requiere una persona de fe, que crea igualmente que usted.
Esta oración es poderosa, pero se necesita fe, y perseverancia. Se necesita afirmar nuestro pie en esta Palabra que es una promesa directa de Jesús. No se puede mirar las circunstancias, sino creer, creer que lo recibiremos porque él no puede dejar de cumplir lo que prometió.
Segundo, explícitamente dice que cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Entonces, usted puede pedir cualquier cosa, no hay limite, solamente se requiere que lo que usted pida esté dentro de la voluntad de Dios.
Quizás usted se pregunte, ¿y cómo se yo que lo que estoy pidiendo está dentro de la voluntad de Dios? Bueno, la Palabra nos dice cual es la voluntad de Dios. Todo lo que usted pida en línea con lo que esta escrito en las Escrituras es la voluntad de Dios. Por ejemplo: Si usted pide ser prosperado, usted está pidiendo en línea con la Palabra, porque la Biblia dice que Él suplirá todo lo que nos falte con forme a sus riquezas en gloria. Filipenses 4: 19
Así que, ponte de acuerdo con alguien en lo que necesites que Dios te de, cree y te será hecho por nuestro Padre que está en los cielos. ¡Amén!
]]>Nadie puede consolar con verdadero conocimiento alguna persona que está sufriendo por algún problema, sí antes, ella misma no ha pasado por ese gran dolor también. Se puede imaginar uno el dolor que está pasando la persona, pero no hay una genuina empatía con el dolor que sufre esta persona porque no se ha experimentado antes tal dolor.
Pablo comienza en estos versículos dando una alabanza al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque es un Padre de misericordias y un Dios de toda consolación. Fíjese bien que dice: que es un Dios de toda consolación. Él no dice un Dios de consolación, sino un Dios de toda consolación. Porque nuestro Dios tiene todo el amor y Poder para dar consuelo genuino a sus hijos que estén sufriendo cualesquiera que sea sus circunstancias.
Pablo sigue enseñándonos que, este Gran Dios de misericordia y toda consolación, nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que a su ves nosotros, también podamos consolar a quienes sufren con los mismos padecimientos que nosotros sufrimos y fuimos consolados por Dios. Ósea, después de experimentar el dolor que causa la tribulación por la que hallamos pasado, y recibir la consolación que Dios nos da, con esa experiencia, podemos consolar con un conocimiento pleno de acuerdo a la consolación con que fuimos consolados por Dios.
Es un hecho que, usted no puede saber como es el dolor por una traición sí usted no ha experimentado antes el ser traicionado. Usted no puede saber el dolor que causa el ser injuriado sin motivo sí antes usted no lo ha pasado. Usted no sabe como es el dolor de ser calumniado sí usted no lo ha vivido en carne propia. Nadie puede consolar a nadie sí no ha tenido una experiencia igual anteriormente.
Jesús, nuestro Señor, es el único que puede consolarnos con una genuina consolación, porque él mismo, en su humanidad, paso por todos estos sufrimientos que antes he mencionado y que hoy nosotros pasamos. Pablo termina estos versículos diciendo: “Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.”
Así que, sí estas sufriendo estas mismas aflicciones que Cristo padeció, no te impacientes, porque serás consolados por Cristo, por medio del Espíritu Santo, para que puedas consolar a alguien mas. ¡Amén!
]]>Muchas veces cuando estamos esperando la respuesta de Dios a nuestra oración, se cierra la puerta de todas las posibilidades que pensamos podrían ser la respuesta a nuestra oración. La mayoría de las veces pensamos que es el diablo quien ha cerrado todo.
Y aunque este enemigo que tenemos se las ingenia siempre para tratar de pararnos o robarnos todas las bendiciones de Dios para nosotros, en ocasiones, no es él el que cierra la puerta, sino Dios.
La Biblia nos declara que, Dios le cerró la puerta a Pablo para ir a predicar a Asia. ¿Por qué? No lo sabemos, lo que sí se nos dice es que el Espíritu Santo se los prohibió. Sí usted ve, Pablo estaba haciendo la voluntad de Dios, ellos estaban predicando la Palabra, sin embargo, la puerta no se le abrió.
Yo me acuerdo cuando nosotros vivíamos en Cuba, mis padres habían presentado para salir del país mucho antes de yo nacer. Después de muchos años de espera, mi hermano Obed salió vía España y España USA. Sin embargo, Dios cerró todas las puertas para el resto de la familia y no se nos permitió salir; aunque mis padres gestionaban una y otra vez nada daba resultado. ¿Por qué sucedió esto? no lo sabemos, pero fue Dios quien cerro la puerta para nosotros.
Cuando Dios cierra nadie puede abrir la puerta. Mis padres oraban y oraban y las oraciones parecían no ser oídas, igual que puede ser que estés experimentando en este mismo momento. No obstante, Dios sabe porque cierra la puerta, aunque en el momento nos duela, nos desaliente, y no entendamos. Nuestro Dios es bueno, y él sabe lo que es mejor para nosotros en el momento.
Así que, no te desaliente, Espera en él, porque ciertamente a su tiempo, la puerta se abrirá. ¡Amén!
]]>En los tiempos de Noé, el mundo se había corrompido tanto que, Dios se arrepintió de haber creado al hombre y decidió destruirlo. Sin embargo, dentro de aquel caos, la Biblia dice que Noé halló gracias ante los ojos de Dios.
¿Qué es hallar gracia? Es recibir la aprobación, la aceptación, y el apoyo de Dios.
Por lo que podemos decir que, Noé caminó en el favor de Dios. Él sintió la presencia de Dios en su vida de una manera extraordinaria en medio de una generación perversa y maligna.
Con su carácter integro, su conversación prudente y su conducta intachable Noé enseñaba a todos los que le conocían que el caminaba en el favor de Dios. Hay que tener valentía para enfrentar la fuerza de la corriente que se te opone. Hay que tener coraje para pregonar en medio de una generación maligna el mensaje de Dios. Hay que tener carácter para decirle al mundo entero que tu escucha la voz del todo Poderoso, sin importar que te tilden de loco. Hay que tener disposición en el corazón para obedecer lo que Dios te mande hacer.
En medio de su adversidad, Noé predicaba al pueblo que se arrepintieran de sus malos caminos. En medio de burlas y críticas, Noé construía el arca. Durante siento veinte años Noé demostró creerle a Dios.
Así también nosotros, habiendo sido hechos hijos de Dios, sin importar las burlas o criticas que enfrentemos, debemos construir un arca para que nuestra familia se salve. En medio de esta generación mala y perversa debemos predicar la Buenas Nuevas de Salvación. En medio de un mundo hostil, debemos demostrar con nuestro testimonio que hemos hallado gracia a los ojos de Dios. Todos deben notar y admirar que caminamos en el favor de Dios. ¡Amén!
]]>Para tener éxito en nuestro trabajo para el Señor, debemos conocer y aceptar nuestras limitaciones. No debemos querer hacer algo en lo cual no damos la talla. Un arquitecto no puede meterse a electricista, ni un albañil puede querer dárselas de ingeniero. Hay un dicho popular muy acertado que dice: zapatero a sus zapatos.
Es necedad querer mirarnos a nosotros mismos como que podemos hacer todas las cosas sin querer reconocer nuestras limitaciones. Hay personas que pueden ser muy atléticas y pueden hacer todo tipo de ejercicios, sin embargo, no son tan eficientes en lo académico y viceversa.
Yo he conocido personas quienes se han convencidos ellos mismos de tener habilidades que en realidad no tienen. Conocí a un hermano quien clamaba ser buen cantante, sin embargo, era la persona mas desafinada que yo he oído en mi vida. Otro, quien decía que Dios lo había llamado a predicar y a enseñar y no conseguía mantener la línea de un mensaje. Ellos pudieran haber tenido otros dones, y seguramente querían servir a Dios de corazón, pero no pensaban de ellos mismos con cordura para darse cuenta de sus limitaciones.
Creo que en el tiempo de Pablo podría estar ocurriendo esto. Muchos querían hacer cosas que en realidad no podían. Por esta razón, Pablo con mucha cautela y para no herir a nadie dice: Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Todo el trabajo que hacemos para Dios tiene el mismo valor. Todos somos siervos. Solo Dios es grande. Por tanto, da lo mejor de ti sabiendo que, todo lo que hagas sea de hecho o de palabras hazlo para el Señor y no para los hombres. Sabiendo que de el Señor recibiréis la recompensa. Colosenses 3: 23-24 ¡Amén!
]]>La Biblia nos relata, que el rey Saúl después de haber sido escogido y ungido por Dios para reinar, su desobediencia hizo que Dios se arrepintiera de ponerlo por rey. En el capítulo 13 vemos que Samuel le dice a Saúl que su reino no sería confirmado ni duradero, pues Dios se había buscado un hombre según su corazón para reinar en su lugar. Sin embargo, en el capitulo 14 versículo 47 se nos dice que a dondequiera que Saúl se volvía era vencedor.
¿Se contradice la Palabra? Por supuesto que no. El tener éxito, el hacer milagros, el profetizar, el hablar bien no es una señal de aprobación divina. Saúl tenía éxito en las batallas, pero no era un hombre aprobado por Dios.
Muchos son los que han sido engañados por el diablo y han seguido los pasos del rey Saúl. Comenzaron bien, pero poco a poco deslumbrados por sus éxitos decidieron comenzar hacer su voluntad y no la de Dios. Enajenados por sus triunfos han dejado de beber de la fuente y han sido reprobados.
La evidencia de que Dios no estaba con Saúl era palpable por su falta de sabiduría para liderar. Del mismo modo, la evidencia de que muchos que brillan por sus triunfos han sido reprobados es su enaltecimiento.
Pablo le dijo a Timoteo: Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2Timoteo 2:15
La palabra diligencia nos sugiere rapidez, premura, para presentarnos delante de nuestro Señor aprobados, aptos, idóneos, competentes, capacitados para hacer la obra que él nos ha encomendado, llevando el mensaje de acuerdo a la Palabra de Dios.
Recordemos siempre que los éxitos que obtengamos son para la gloria de Dios y no para nosotros. Busquemos siempre el ser aprobados por Dios y no reprobados. ¡Amén!
]]>Una de las responsabilidades que tiene el creyente delante de Dios, es cuidar su boca. Pues con ella alabamos a Dios, pero también podemos deshonrar la divina presencia que mora dentro de nosotros.
Una de las cosas mas importante que debemos hacer cuando venimos a Cristo es reeducar nuestro vocabulario. Toda palabra necia, vulgar, corrompida, detractora, no pueden tener mas cabida en nuestra manera de hablar. Nuestras palabras deben ir acompañada de sabiduría, saturada con la verdad de la Palabra de Dios y perfumada del dulce aroma del Espíritu Santo.
Nuestras conversaciones deben ser edificantes, dando ejemplo a quienes nos escuchan. Nuestro testimonio debe ser impecable, para que puedan ver los que no creen la diferencia entre nuestra vieja manera de vivir y nuestra nueva vida en Cristo.
Sí testificas del amor de Cristo, pero tu conversación es tan corrompida como la de los impíos ¿de que aprovechará el hablar de Cristo? Porque en nada te diferencias de ellos. En cambio, sí ven que tu forma de hablar ahora es distinta, pondrán atención a tu predicación.
El apóstol Pablo nos exhorta diciéndonos: Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Por lo tanto, pongamos guarda a nuestra boca, y esforcémonos para que nuestras palabras sean de bendición. ¡Amén!
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