Ezequiel 18: 21-24
“Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá.
Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá.
¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?
Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá.”
En este pasaje del antiguo testamento vemos una ilustración de lo que es la redención. En este nuevo año debemos entender que Dios no nos ha abandonado por nuestros pecados. Si el año pasado fue doloroso, penoso, y lleno de fallas, podemos estar seguros que no tenemos que llevar esa carga más. Por cuanto Jesucristo quiso llevar nuestros pecados por nosotros, si nosotros nos arrepentimos, somos nuevas creaturas, las cosas viejas pasaron, y no hay condenación para nosotros. (Rom. 8:1, 2 Cor. 5:17) No hay una deuda que se ha acumulado y que ahora tenemos que empezar a pagar. El año nuevo no es una segunda oportunidad para pagar por todos nuestros fracasos. Ya fue pagado. No importa como empezamos, importa como Dios nos lleva a terminar. Tenemos que dejar atrás nuestra culpa y entregarle este año nuevo al Señor. El pasado fue borrado. No se trata de ser mejor para pagar por el mal de ayer sino de caminar junto a Dios para ver sus maravillas y bondades en un año nuevo.
Por el otro lado, este pasaje nos advierte a nosotros si el año pasado fue un año de victoria. Aunque este pasaje habla desde un punto de vista del antiguo testamento y sabemos que la salvación no es basada en obras, sino en fe en Jesucristo, nos muestra una lección de importancia. No importa si servimos a Dios fielmente el año pasado y tuvimos un encuentro con Dios especial. Eso no nos debe llevar a bajar nuestras manos. No podemos relajarnos en lo que es nuestro caminar con Dios. Cada día tenemos que revestirnos de su poder para seguir caminando junto a Él y no dejarnos llevar por los afanes del mundo. Muchas veces después de caminar cerca de Dios, pensamos que ya está todo bien, y no nos esforzamos en buscarle. Estos momentos son los más débiles y nuestro enemigo, el diablo, despacito nos trata de llevar a pecar para después atormentarnos con culpa. Enfrentemos este año nuevo no confiados en nosotros mismos, sino confiados en el Señor y creyendo que veremos más de Él en este año.
Feliz año nuevo hermanos. Oramos que la bendición de Dios se manifieste en sus corazones, sus trabajos, y sus familias.
Ministerio Josue Yrion
