La Liberación de la Tentación

El salmo 144.1-2 nos anima cuando dice: «Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra; misericordia mía y mi castillo, fortaleza mía y mi LIBERTADOR » (mayúsculas añadidas por el autor). La Biblia nos habla que el Señor le enseñará, adiestrará, le preparará para la batalla en contra de la tentación y que Él le llevará a la guerra prometiendo ser su libertador, traerle protección en las áreas débiles, en cuanto a lo moral se refiere, de su vida. El diablo le bombardeará con pensamientos y le tentará para hacerle caer en lo mismo de su vida pasada, o quizá, hacerle experimentar por curiosidad lo que usted nunca hizo antes; usted debe resistir firme en la fe, de acuerdo con lo que la Palabra indica en Santiago 4.7: «Someteos, pues a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros».

Muchos hombres y mujeres cristianos me escriben por correo postal y electrónico que no pueden vencer el problema de la tentación sexual, sucumben a la masturbación; el problema no está en la masturbación, pues atacarla directamente es vano e improductivo; es necesario atacar la raíz del problema, es decir, cerrar la puerta a lo que usted está viendo, sean imágenes pornográficas en revistas, videos o por Internet. En primer lugar, el problema está en sus ojos, la mente absorbe lo que usted está viendo; una vez que se vence la tentación de mirar lo ilícito, por el poder de la sangre de Cristo, sus ojos son limpios y libres, su mente seguirá el mismo curso y será libre de la tentación sexual así como de lo que le hace fracasar; tendrá una mente sana, pura, limpia y llena del Espíritu Santo. Ciertamente, Jesús, al referirse a esto, dijo: «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti, pues mejor es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. La lámpara del cuerpo es el OJO; así que, si tu OJO es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu OJO es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?» (Mateo 5.28 y 6.22-23 mayúsculas añadidas).

Durante la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra estuvo muy cerca de caer en manos de los nazis alemanes; Hitler casi exterminó el ejército británico en Dunkirk, las tropas alemanas bombardearon durante toda la noche. Inglaterra estaba a punto de ser conquistada, pero en medio de la oscuridad de la noche, Winston Churchill salvó a la nación inglesa; tomó los micrófonos de la radio y habló al país estas profundas palabras que trajeron ánimo a los corazones y la victoria al ejército de Inglaterra: «Nosotros iremos a luchar y defender a nuestra isla sea cual sea el costo, nosotros lucharemos por todos los lados, lucharemos en las playas, lucharemos en los campos, lucharemos en las calles de las ciudades, lucharemos en las montañas, lucharemos día y noche hasta obtener la victoria y seguiremos luchando, porque jamás nos rendiremos a nuestros enemigos». Esto es exactamente lo que nosotros debemos hacer en cuanto a la tentación sexual en nuestras vidas: luchar, batallar, hacer guerra. Luchar contra nuestros ojos de lascivia, contra nuestra mente con imágenes ilícitas, frente a nuestros pensamientos impuros, contra nuestros deseos carnales, luchar, luchar y luchar, hasta vencer. El enemigo nos bombardeará con la tentación en varias formas, empezando con nuestros ojos hasta llegar a nuestra mente, con los pensamientos, en el intento de que nosotros podamos caer vencidos en sus manos. Toda la vida el diablo nos buscará para hacernos caer. Así como el Primer Ministro Winston Churchill habló a los ingleses y obtuvieron la victoria, de la misma manera la Palabra de Dios nos habla y alienta en 1 Corintios 10.13: «No os ha sobrevenido ninguna TENTACIÓN que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser TENTADOS más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la TENTACIÓN la salida para que podáis soportar» (mayúsculas agregadas). ¡Aquí está la promesa del Señor! Dios nunca permitirá algo que esté más allá de nuestras fuerzas; es imposible, Él no puede ir contra su Palabra.

Al ser tentado, si piensa que no puede vencer, corra a los pies de Cristo y arrodillado, en oración, reprenda en su mente todo espíritu tentador que venga a hacerle caer. Si fracasa en algún momento, no se desanime, vuelva a Él con arrepentimiento. Él le perdonará. Intente nuevamente, levántese y siga caminando. La vida cristiana es una batalla espiritual constante, así será hasta que estemos en su presencia. Siga luchando y por la fe vencerá la tentación; si le falla a Cristo en alguna ocasión con sus ojos y pensamientos, vuelva a Él inmediatamente con lágrimas, sollozos, en verdadero arrepentimiento; Él le recibirá y jamás le rechazará. Él entiende su lucha: No huya de Él, corra a Él, no se vaya de Él, vaya a Él. Tome las armas de la oración, el ayuno, la lectura diaria de la Palabra de Dios; viva una vida recta, limpia y verá que será un gran vencedor en Cristo Jesús. La liberación de la tentación sexual está prometida en las Escrituras para usted. Solamente tome posesión de lo que Cristo ya hizo. Examine lo que dice 2 Corintios 10.4-5: «Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y llevando cautivo todo PENSAMIENTO a la obediencia a Cristo». Usted puede, por fe, llevar todo pensamiento impuro cautivo a la obediencia en Cristo. Las armas disponibles para usted son poderosas, capaces de destruir toda obra tentadora a su vida. Crea en la Palabra. Debe saber que todos, alrededor del mundo, enfrentamos tentaciones seamos congregantes o ministros. Observe lo que dice 1 Pedro 5.9: «Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos (tentaciones) se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo» (sinónimo agregado por el autor). Millones han recibido liberación, han sido libres por la fe y siguen disfrutando de esta libertad victoriosa. Usted también puede. ¡Sea libre!

Tomado del libro “La Fe que Mueve la Mano de Dios” por Josue Yrion. (p. 40-44) Todos derechos reservados.

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