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Sobre Todo, Andad en Amor 1/14

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” –Efesios 5:1-2

Ya empezó el nuevo año y muchos tenemos resoluciones que queremos cumplir. Como seguidores de Cristo, debemos parar para pensar que debemos cambiar para ser más como El. En este pasaje, el Apóstol Pablo nos exhorta a ser “imitadores de Dios como hijos amados.” Esas palabras son bastante difíciles de comprender. ¿Cómo podemos ser como Dios? ¿Adónde empezamos? La respuesta es simple. Somos imitadores de Dios cuando andamos “en amor, como también Cristo nos amó.” Este es el atributo de Dios más iluminado por las buenas nuevas.

Es tanta la importancia del amor en el Evangelio, que Jesús mismo lo cuenta como el atributo más importante en un discípulo. Dijo Jesús en Juan 13:34-35:

Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.

El amor es mucho más grande que el cumplimiento de reglas. El amor es todo. Por el amor es que podemos obedecer a Dios. Por el amor es que podemos ayudar a los necesitados. Por el amor es que somos libertados del pecado. Por el amor es que somos sanados de heridas emocionales. Por el amor es que podemos perdonar.

El Apóstol Juan también inculcaba mucho este mandamiento de Jesús. 1 Juan 3:10-11 dice:

En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.

Y el Apóstol Pablo también, antes un erudito e estricto experto en la ley, nos muestra como el amor es el más importante de todos los deberes cristianos:

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.  El amor nunca deja de ser…Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. (1 Corintios 13: 1-8, 13)

En este nuevo año, hágalo una prioridad el vivir en amor. Fue por amor que Cristo nos salvó. Es por su amor que tenemos esperanza. El demostrar y dar amor a los demás va encima de todo otro deber. Aun si estorba nuestra lectura Bíblica o tiempo de oración, si hay una persona a nuestro alrededor con necesidad, nuestro primer deber es dar amor. Amemos a propósito, no como sentimiento pasajero solamente, sino con acciones, pues este es el mandamiento de nuestro Señor. Este es el corazón de nuestro Jesús.

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#2014 #Amor #como vencer