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¿Quién Está Contigo En El Barco? - 3/15

“Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” -Marcos 4:37-38

El cuadro que Marcos nos describe en estos pasajes es bastante aterrador. Dice que se levantó una tempestad de vientos que echaba las olas en la barca de tal manera que ya se anegaba o sea se inundaba. Todos sabemos lo que le puede acontecer a un barco en el mar, en un lago o en un río si se empieza a llenar de agua; nadie quiere verse en esa situación, y precisamente esta era la odisea en que se encontraban los discípulos.

Ellos estaban aterrados frente aquel fenómeno natural que estaba llenando el bote de agua. Su aturdimiento frente aquella inesperada situación nos les dejaba ver quien estaba con ellos en el bote, ellos no podían darse cuenta quien estaba durmiendo en la popa del barco. Lo inaudito para ellos era ver que ni el ruido ensordecedor del viento, ni el vaivén del mar enfurecido inmutaba al maestro.

¿Cuántas veces nosotros también como los discípulos nos sentimos desfallecer frente a diferentes vientos de problemas que llegan a nuestra vida? ¿Cuántas veces nos sentimos aterrados frente a las circunstancias que nos circundan y acongojados y desanimados nos entristecemos frente a los problemas? ¿Cuántas veces nos sentimos solos y con miedo? ¿Cuántas veces creemos que Dios no nos escucha ni se importa por nuestra situación?

La pregunta que cabe hacer aquí es: ¿quién está en el barco contigo? Crees tú que aquel que dijo en Isaías 43:1-2 “No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” ha hecho nula su promesa.

Mientras estés mirando el vendaval de problemas que te ha sobrevenido, mientras estés escuchando todas las mentiras que el diablo te este diciendo al oído, no podrás darte cuenta quien está contigo. Los discípulos aterrados por la situación no podían entender que aquel barco no podía hundirse porque en él estaba el creador de todas las cosas.

Tu vida está en las manos del Dios Todo Poderoso, y la obra que él ha decidido hacer contigo la hará y nada ni nadie lo impedirá.   ¡Levántate! ¡Cobra ánimo! Tu barco no puede hundirse, no hay, ni habrá tormenta que lo destruya porque contigo está el dador de la vida. Con Cristo al timón de nuestro barco, llegaremos al puerto seguro. ¡Amén!

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