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La Fe Que Obra Milagros - 1/15

“Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” -Mateo 17:20

En los frustrantes momentos cuando oramos y no recibimos respuestas, cuando observamos la situación de la familia empeorarse frente a nuestros ojos, cuando la enfermedad pareciera ser un gigante al que nosotros no podemos derribar, o cuando las finanzas escasean a tal punto que no sabemos qué va a suceder mañana, en muchos surge una interrogante: ¿cómo puedo obtener la fe que obra milagros?

Los discípulos de Jesús tenían esta misma interrogante cuando no pudieron echar fuera el demonio de un muchacho poseído y atormentado por este. Al ver que Jesús obro el milagro y dejo al muchacho libre de aquel tormento, ellos se acercaron y le preguntaron: ¿Por qué nosotros no pudimos hacerlo? Jesús les enseñó que si ellos pudieran tener la fe de un grano de mostaza podrían obrar milagros.

El grano de mostaza es una semilla muy pequeña, pero cuando la siembran, esta semilla prende, obtiene vida y hace brotar la planta, que creciendo cada día llega a ser la más grande de las hortalizas. Explicando mejor, pudiéramos decir que al oír la Palabra de Dios, esa semilla de fe se siembra en el corazón, y allí se arraiga, dando vida a esa fe, que creciendo con fuerza obtendrá el resultado deseado. La fe viene por el oír, y el oír de la Palabra de Dios. (Romanos 10:17)

Jesús nos hace ver que no es una fe grande lo que necesitamos, sino una fe sincera que puede creer en Él. Meditando yo en esto, me vino al pensamiento un niño. El niño creé lo que su Papá o mamá le dicen. Si estos le prometen comprarle una pelota, él lo cree, se regocija dando saltos de alegría porque va a tener una nueva pelota, y después lo confiesa diciéndole a otros lo que va a recibir.

Jesús dijo que si no fuéremos como niños no entraríamos al reino de los cielos, porque un niño es inocente, y puro. Pues bien, me di cuenta que es el mismo principio para la fe. Un niño cree sin pensar si el papá tiene dinero suficiente en el banco para cumplir su promesa de comprarle la pelota, él no se desvela pensando como sucederá, tampoco duda teniendo incredulidad si su padre cumplirá o no su promesa, mucho menos divaga en su pensamiento si será la voluntad de su padre darle la pelota nueva o no. El niño solo cree lo que su papá le dijo, simplemente cree.

La fe que obra milagros es la fe que cree la Palabra de Dios, solo cree. Jesús dijo: al que cree todas las cosas le son posibles. (Marcos 9:23) Quizás has estado orando por mucho tiempo para que ese monte de problemas se mueva, y no ha sucedido nada.

Quizás te has preguntado ¿por qué no se ha movido el monte? Jesús mismo te da la respuesta: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Toma esta palabra con la fe de un niño y cree, luego levántate háblale al monte que estas enfrentando, y ordénale en el nombre de Jesús que se mueva. Solo cree, y nada te será imposible. ¡Amén!

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#2015 #anciedad #Fe #oracion #prueba