¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. Romano 11:33-36
Es muy difícil mirar la bondad de Dios en los momentos dolorosos de nuestra vida; donde no vemos nada positivo abrirse delante de nosotros, solo vemos luchas, dificultades, desolación y tristeza.
En esos momentos de oscuridad, nuestra mente se llena de preguntas: ¿sí Dios es bueno por qué permite que pase por esta situación? o ¿sí el me ama por qué me deja sufriendo? Nos olvidamos que los pensamientos de Dios son mas altos que nuestros pensamientos. Y sí en su omnisciencia el conoce que necesitamos pasar por ciertas circunstancias dolorosa él lo permitirá. Él es nuestro Padre y quiere nuestro bien.
No obstante, en nuestro laberinto dudamos de la bondad de Dios sin ningún recato, pensamos que estamos siendo justos en nuestro juicio contra nuestro Señor basándonos en la realidad de los hechos que enfrentamos. Nos olvidamos que el enemigo que enfrentamos es mentiroso y padre de mentira, y nos acosas con pensamientos contrarios para llevarnos a dudar de Dios, de su bondad y amor por nosotros.
Es un hecho que el diablo siempre se levanta para indisponernos contra Dios. Sí usted se acuerda, en el cielo, con su mentira él revelo a una tercera parte de los ángeles contra Dios. En el jardín del edén, engañó a la mujer llevando a la primera pareja a desobedecer el mandamiento. A Job, lo molió con su asecho para tratar de indisponerlo contra su Dios.
Ten en cuenta que es en la adversidad donde se prueba tu fe. Es en la adversidad donde conocemos el poder de Dios. Es en la prueba de fuego que Dios saca de nosotros toda impureza, todo lo que nos estorba para tener comunión con él. Es en la adversidad donde conocemos el amor de Dios. Por tanto, aunque no entiendas lo que te está pasando, no dudes de su amor. Dios es bueno siempre. ¡Amén!
