“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.” Mateo 7:24

En ésta parábola Jesús claramente compara la obediencia a su Palabra con la edificación de la vida espiritual. El Señor comienza su enseñanza diciendo:

“Cualquiera, pues,  que me oye estas palabras, y las hace,……”En primer lugar: el principio que observamos aquí es oir y obedecer lo que se oyó. Recordemos que Jesús era y es la Palabra de Dios, por lo tanto, las palabras que Él hablaba eran palabras poderosas para ponerle atencion y obediencia, él mismo dijo en Juan 6:63 “ Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”

Por esta razón, de ninguna manera podemos ser oidores olvidadisos al oir la Palabra de Dios, como nos dice el apóstol Santiago en su epístola, sino que debemos ser obedientes y hacedores de lo que aprendemos al oir, poniendolo en practica.

En segundo lugar: cuando obedecemos lo que oimos en la Palabra de Dios, Jesús nos compara a un hombre prudente que edificó su casa en la roca.

No devemos ignorar que así como Jesús es la Palabra también Él es la Roca, por consiguiente, cuando obedecemos la Palabra y la ponemos por obra, nuestra vida espiritual se va edificando sobre la Roca, sobre un terreno solido y  fuerte, teniendo como simiento la Palabra de Dios.

La importancia de obedecer la Palabra y edificar en la roca la vemos en nuestro caminar cristiano; cuando comienzan a venir las lluvias de pruebas, cuando los ríos de problemas se transvordan y las preocupaciones inundan nuestra mente, cuando soplan los vientos y nos hacen tambalear frente a las horrendas circunstancias solo aquel que oyo y obedecio la Palabra edificando sobre la roca puede permanecer firme. Por esta razón, Jesús llamó al que edifica en la roca prudente, porque frente a cualquier tormenta podrá recistir firme, de pie, confiando en Dios, sin sufrir perdida.

¿Dónde estás edificando tu vida espiritual? ¿en la roca o en la arena?

Recuerda: La obediencia trae prudencia, y la prudencia trae consigo sabiduria para poder edificar nuestras vidas en la Roca inconmovibe de los siglos, Cristo. ¡Amén!