1 Timoteo 2.8a: «Quiero pues que los hombres [y las mujeres] oren en todo lugar…» (añadido e itálicas del autor). El apóstol Pablo dice que debemos orar en todo lugar. Personajes bíblicos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento oraron en muchos diferentes y distintos lugares: Profetas, reyes y sacerdotes oraron en sus camas cuando estaban enfermos y angustiados; en el templo, afuera, en el campo, en la guerra. Nuestro Señor Jesucristo oró en lugares solitarios, en lugares retirados, con sus doce discípulos, con los tres discípulos más cercanos; en casas, en la calle donde enseñó a orar a sus discípulos; en la última cena, en el huerto de Getsemaní y aun en la cruz. Hechos 5.42 dice que el pueblo de Dios y los apóstoles predicaban y oraban en las casas. En Hechos 10.9 dice que Pedro oró en la azotea de una casa. Hechos 12.5 dice que en la iglesia oraban por él. Hechos 21.5 dice que Pablo oró en la playa. Hechos 3.1 dice que Pedro y Juan iban juntos a orar en el templo. Hechos 16.13 dice que Pablo y Timoteo oraron junto al río. Usted encontrará muchos otros ejemplos en las Escrituras. Lo importante es orar. No importa dónde ni a qué hora. Dios es Espíritu y su presencia está en cualquier lugar de la tierra y del universo. Juan 4.23-24: «Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán [oraran] al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren [oren]» (añadido e itálicas del autor).
-Tomado del libro "El Secreto de la Oración Eficaz" por Josue Yrion. (115-128)