“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios…” Colosenses 1:9-10 Los colosenses había aprendido a caminar en fe y amor, por lo que estaban listos par subir a otro nivel espiritual. El apóstol les dice lo que ellos necesitaban ahora, era ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría e inteligencia espiritual para tres propósitos. El primer propósito era, que anduvieran como es digno del Señor, agradándole en todo. Esto significa: llevar en alto el testimonio de Cristo, sin pecados ni escándalos que mancharan la causa del evangelio. Agradándole con los pensamientos, palabras, actitudes, y acciones. El segundo propósito era, que llevaran frutos en toda buena obra. Que no hubiera jactancia ni orgullo en las obras que hicieran, sino que lo hicieran de corazón, para Dios, y no para ser visto por los hombres. Que tuvieran en cuenta, que todo lo que se hace sea de hechos o de palabra es para la gloria de Dios solamente. El tercer propósito era, que crecieran en el conocimiento de Dios. No que fueran religiosos, ni fanáticos, sin conocimiento ni entendimiento, sino que alcanzaran un gran conocimiento de la persona de Jesucristo, de su muerte y resurrección, que supieran lo que esto representa para el creyente, y que conocieran el amor, la misericordia, y la bondad de Dios. La esencia de estos tres propósitos que Pablo les habló a los colosenses, sigue siendo el deseo de Dios para su iglesia hoy. Por lo tanto, busca el ser llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios. ¡Amén!