“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
La Biblia declara que a los que aman a Dios, a los que son llamados por él con un propósito, todas las cosas obran para bien, aunque no lo veamos así en los momentos de adversidad, cuando no entendemos lo que está pasando o el por qué Dios permite circunstancias tan difíciles y adversas que no esperamos.
Jocabet la madre de Moisés vivió esta incertidumbre. El Faraón mandó a matar a todos los bebés varones del pueblo hebreo en el tiempo en que Moisés nació. Jocabet, en su desesperación por tal situación decidió colocar al bebé en una cesta en el río Nilo confiándolo en las manos de Dios. La fe de esta simple mujer hizo que Dios guiara la canasta por el río hasta donde estaba la princesa hija del faraón, y le dio gracia al bebé a sus ojos para que ella lo criara como su hijo.
Aunque sus padres no lo sabían, Moisés era el escogido de Dios para liberar al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto. Dios necesitaba que este bebé creciera en el palacio y fuera enseñado en toda la sabiduría egipcia, que fuera conocido y querido en el palacio para que tuviera aseso de entrar y salir del palacio, y de poder entrar en la presencia de Faraón con toda sabiduría a la altura de lo que la ocasión requería. El usó aquella horripilante situación que el diablo orquestó en la mente de faraón para poder llevar a cabo su propósito.
Dios conoce todas las cosas, y Él encamina todo para que se cumpla su propósito en la vida de aquel que le ama. Aunque no entiendas nada de lo que te está pasando cree que Dios está en control y que todo lo que a tu vista parece malo se tornará para bien y verás el propósito de Dios en tu vida manifestarse. ¡Amén!