Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Génesis 16:3
Unas de las lecciones mas importantes que podemos aprender en esta historia es, a esperar el tiempo señalado por Dios para cumplir su perfecta voluntad en nuestras vidas.
Necesitamos entender que el tiempo de Dios es siempre perfecto. Muchos atrasan el plan de Dios en sus vidas por desesperarse y no esperar el tiempo oportuno. Nuestros fracasos, ansiedades, desilusiones, y desánimos están conectados con mirar el tiempo.
La Biblia nos dice que Dios le había prometido a Abram un hijo. Él sabía que Sarai era estéril, no obstante, no le dijo búscate una concubina para que yo pueda darte un hijo, no, Él le prometió un hijo de su mujer. Sin embargo, pasaron diez largos años, y ese tiempo hizo estrago.
Sarai, a la edad de setenta y cinco años había flaqueado en su fe, y este cansancio de esperar contagió también a Abram, por lo que estuvieron de acuerdo en seguir sus propios razonamientos y concibieron su propio plan.
El mirar el tiempo produce en nosotros impaciencia, temor al fracaso, falta de fe, discordia, derrotas, y decepciones. Por consecuencia, todas estas cosas nos impulsan adelantarnos al plan de Dios, y como resultado retrasamos el plan de Dios para nuestra vida y nos privamos de recibir lo mejor de Dios.
Sarai dijo: ya estoy vieja, esperado mucho tiempo, no podemos esperar mas, usemos a mi sierva como el instrumento para traer un hijo, y esta precipitada decisión les trajo sufrimiento. Hay consecuencias cuando nos adelantamos al plan perfecto de Dios para nosotros.
Dios tiene el mejor plan para nuestra vida, su voluntad es agradable y perfecta. Por lo tanto, obedezcamos y esperemos el tiempo oportuno de Dios. ¡Amén!