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Cuando Se Seca Tu Arroyo- 1/19

Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.

1 Reyes 17:7

Nuestro espíritu se angustia cuando no entendemos lo que hace Dios. Hemos obedecido su mandato, estamos en el lugar que nos ha enviado haciendo su voluntad, nos sentimos cómodos y seguros y de momento: todo parece volverse en contra nuestra, no entendemos que pasa y en nuestra mente se formula una pregunta: ¿Qué voy hacer ahora?

La Biblia nos dice que el profeta Elías había anunciado por orden de Dios la sequía que se avecinaba para Israel, y Dios lo había mandado a guarecerse en el arroyo de Querit que estaba frente al Jordán. Allí se sentía seguro, tenía agua para beber, y los cuervos bajo el mandato del Señor le traían comida.

Sin embargo, pasados algunos días se secó el arroyo por causa de la sequía. Este hecho parecía contradictorio, primero lo había mandado al arroyo y ahora permitía que este se secara. ¿Acaso no sabía Dios que al no llover el arroyo se afectaría?

Nuestro raciocinio limitado es incapaz de ver que Dios siempre está en control de todo, y cuando permite que se cierre una puerta es porque tiene algo mejor para nosotros.

Dios había enviado primero al profeta para el arroyo, mientras preparaba el corazón de la viuda para que lo sustentara. Recordemos que la viuda de Sarepta no era judía era gentil. Sarepta de Sidón era una ciudad fenicia. Cuando el Arroyo se secó, ya la viuda estaba preparada para recibir al profeta para sustentarlo. Dios lo llevó de un arroyo a una casa de familia. Dios siempre da algo mejor.

Así que, sí tu arroyo se ha secado, ponte a la expectativa porque una puerta mejor se te abrirá. ¡Amén!

 

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