Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría. Proverbios 19:27
En los días de hoy la tecnología ha aumentado a tal grado, que tenemos acceso a conectarnos con el mundo entero en cuestión de minutos. Aunque estos adelantos son buenos, no obstante, sí no ponemos atención a lo que vemos u oímos pueden acarrearnos mucho daño. En la internet podemos encontrar todo tipo de enseñanzas, algunas muy buenas, que edifican el alma, pero otras, son totalmente dañinas y reprobadas.
La Biblia nos dice en 1 Timoteo 4:1 que en los últimos días vendrían falsos maestros enseñando doctrinas de demonios, y estos con mucha habilidad engañarían a muchos haciéndolos apostatar de su fe. En segunda de Timoteo capítulo 3, Pablo también nos da una lista de hombres engañadores a los cuales nos insta a evitar.
La Biblia es la verdad, porque ella es la absoluta Palabra de Dios, por consecuencia, no debemos oír a nadie que con astucia o engaño quiera separarnos de lo que en ella está escrito.
Salomón nos dice: “Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría.”
En otras palabras, nos está diciendo: Hijo mío, cesa, termina, finaliza, el oír las enseñanzas que te hacen divagar, errar, equivocar, desviar de las razones de sabiduría, esto es, la Palabra de Dios. Porque no hay otro evangelio, no hay otra revelación, no hay otro mensaje, sino, lo que ya está escrito en la Biblia.
Pablo habló muy claro en Gálatas 1:8 diciendo: “Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”
Por lo tanto, todo creyente debe conocer bien la Palabra de Dios para no ser engañado. Todos, debemos tener los ojos espirituales bien abiertos para poder discernir lo que oímos, para que podamos entender con sabiduría lo que se debe oír. ¡Amén!