Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2Timoteo 1:7
Muchos creyentes dicen no poder cambiar como son porque su temperamento es una herencia de familia. Así fueron sus abuelos, sus padres, y así son ellos. Por esta causa, dicen no poder dejar de hacer las cosas que hacen o dicen y, por consiguiente, viven vidas contrarias a lo que nos enseña la Palabra de Dios.
Sí hemos resucitado juntamente con Cristo, y hemos pasado de muerte a vida, ¿cómo es que podemos seguir viviendo con un temperamento sin control?
Antes, cuando vivíamos sin Cristo, el pecado nos subyugaba y no podíamos cambiar nuestra conducta porque era mas fuerte que nosotros. Pero ahora en Cristo, el pecado no tiene ningún poder sobre nosotros, porque fuimos comprado a precio de sangre para Dios. Entonces, como somos de él, él nos ha capacitado para vivir de acuerdo a sus estatutos, y ha puesto dentro de nosotros fuerza, poder, para poder decir no, a aquellos viejos hábitos que nos gobernaban en nuestra pasada manera de vivir, antes de ser salvos.
Por tanto, sí Cristo es su Señor, usted puede cambiar su forma de vivir y actuar. Usted puede dejar todo lo que usted quiere dejar. Ya no tiene que seguir actuando como actuaban sus familiares, porque ahora usted es de Cristo.
Dominio propio es pensar antes de actuar. Es tener autocontrol frente a las circunstancias difíciles, es tener la habilidad de entender y hacer decisiones correctas.
Así que, cuando sea tentado a actuar de acuerdo a los viejos hábitos que lo dominaban, recuerde que ahora usted es diferente, ahora usted tiene dominio propio, y puede decir no a la antigua manera de vivir.! ¡Amén!
