“Estad quietos y conoced que yo soy Dios…” Salmo 46:10.”
Si usted dice que tiene fe que Dios hará algo en su vida, pero en su corazón no hay paz, se está mintiendo usted mismo. Y seguramente no recibirá nada de lo que está pidiendo.
El Señor nos manda a estar quietos y conoced que él es Dios, por lo tanto, la ansiedad, la angustia, el estrés, el temor, el desasosiego, el nerviosismo, el insomnio por pensar cómo resolver la situación difícil que este atravesando es síntoma de incredulidad.
Un cierto hombre de negocio, se encontró con un viejo amigo y, mientras conversaban, muy angustiado y estresado el negociante le comentaba que su negocio estaba colapsando. Al mirar a su amigo tan desesperado, le dijo: lo que tú necesitas es una dosis de 46:10.
El negociante se quedo desconcertado. Él sabía lo que era un revolver 357 magno, y un calibre 38. Estos son revolver bastantes letales, muy poderosos, pero nunca había visto un 46:10. curioso por saber que era esto le preguntó a su amigo, a lo que este le contesto: te lo voy a enviar por correo. El negociante ansioso espero por unos días hasta que al fin le llego el paquete. Ansioso por saber lo que era, abrió la caja, y para sorpresa suya dentro de la caja había una placa con una inscripción que decía: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios…salmo 46:10.”
Una antigua versión de la Biblia traduce este verbo estar quietos como dejar de luchar. La raíz de la palabra hebrea quieto, significa dejar caer las manos.
Cuando usted confía en Dios y cree en sus promesas, usted deja de luchar y querer arreglar sus problemas según sus fuerzas, y se rinde ante Dios en fe y confianza, en otras palabras, usted deja caer las manos en descanzo y con paz.
Entonces, cuando te sientas abatido por algun problema, recuerda que que el Señor te dice: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios.” ¡Amén!
