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El Olvido Es Ingratitud-12/22

“…y no olvide ninguno de sus beneficios.” Salmo 103:2b

Cuan ingratos somos a veces nosotros los creyentes con nuestro Dios. Cuán fácilmente olvidamos sus beneficios.  Cuando lo que pedimos no lo vemos llegar, cuando la atmosfera de problemas a nuestro alrededor no cambia, nos desanimamos y nos olvidamos de todos los beneficios recibidos anteriormente.

Nos olvidamos que él es un Dios fiel a su Palabra, nos olvidamos que él es misericordioso, él es bondadoso, nos olvidamos que él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos, nos olvidamos que él no cambia ni deja de ser.

El olvido es ingratitud. En el corazón del cristiano siempre debe estar presente lo que Dios ha hecho por nosotros. El cristiano siempre debe estar mirando a la cruz, porque en la cruz Jesús nos dio el mayor de los beneficios, nuestra salvación.

Fue en la cruz que nos salvó, pagó con su sacrificio nuestra deuda, con su sangre nos lavó de todo pecado, con su herida nos sanó, nos impartió su justicia, nos reconcilió con el Padre y ahora somos llamados hijos de Dios. Con su muerte nos abrió el camino para entrar ante el trono de la gracia y llamar al Dios creador del cielo y la tierra, Padre nuestro.

¿Cómo podemos olvidar sus beneficios? Olvidar tan grande favor no tiene otro calificativo que, ingratitud.

Aunque no entiendas lo que te está pasando, pon tus ojos en la cruz. La visión de tan magno sacrificio disipará tus temores, preocupación y ansiedad. La cruz te hará recordar que sí Dios fue bueno en el pasado y te ayudó, también lo hará ahora, porque él no cambia. ¡Amén!