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La Puerta Debe Estar Cerrada-4/20

Me hizo volver hacia la puerta exterior del santuario, la cual mira hacia el oriente; y estaba cerrada. Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto, cerrada. Ezequiel 44:1-2

En el capítulo anterior encontramos que el profeta había presenciado como la gloria de Jehová entraba en el santuario por la vía de la puerta que daba al oriente. En este capítulo, el Señor lo regresa a la puerta y, el profeta encuentra que estaba cerrada. Dios mismo le explica, que esa puerta tenía que estar cerrada porque por ella había entrado la gloria de Dios, por lo tanto, no podía entrar nadie mas.

Del mismo modo, la presencia de Dios ha entrado en el santuario de nuestro corazón. La misma gloria que Ezequiel vio que entraba por la puerta exterior del santuario que daba hacia el oriente, es la misma poderosa presencia que ha entrado dentro de nuestro corazón cuando el Espíritu Santo vino a morar en nosotros.

Debemos ser consientes que somos llamados a la santidad, no podemos ignorar quien mora en nosotros. Nuestros ojos deben mirar lo recto, nuestra mente debe pensar de acuerdo con la Palabra de Dios, nuestras palabras deben ser sazonada con sabiduría, nuestras acciones deben estar acorde con la presencia que mora en nosotros.

De la misma forma que aquella puerta debía permanecer cerrada porque Jehová había entrado por ella, la puerta de nuestro corazón debe permanecer cerrada también. Nada ni nadie puede entrar al santuario de nuestro corazón para contaminarlo.

No debemos de ignorar las palabras dichas al profeta: “Y me dijo Jehová: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá…...”  Vigila pues para que así sea. ¡Amén!

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