«Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra» (Salmo 139.10).
Proverbios 16.3 nos aconseja: «Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados» (énfasis añadido por el autor). Encomienda en hebreo es galal, que quiere decir «enrollar, rodar, y remover», en Génesis 29.3 galal se refiere a rodar (quitar) una piedra de la boca de un pozo. En Josué 5.9 se «rueda», se «quita» el oprobio de Egipto sobre Israel. En el versículo de Proverbios, particularmente, Salomón invita a sus lectores a «rodar o poner» sus obras al cuidado y a la GUÍA de Dios. La imagen es la de un camello que lleva una carga pesada, cuando hay que quitarla, el camello se arrodilla y se hecha de lado para que ésta ruede fuera de su lomo; de igual manera nosotros, para remover las cargas (decisiones importantes que tomamos) nos arrodillamos, pedimos la guía divina y «rodamos», nos «quitamos» de encima toda preocupación y ansiedad del peso que oprime nuestro espíritu y lo ponemos a los pies de Cristo, al postrarnos en oración.
Realmente en el mundo tan confuso que estamos viviendo necesitamos la guía divina en todas las áreas de nuestra vida. La Palabra de Dios, el Espíritu Santo, el ayuno y la oración, nos guiarán a la dirección de Dios para cumplir con las responsabilidades de nuestra vida. David conocía la necesidad de ser guiado por Dios y que solamente el Señor le podía dar paz en las decisiones que él tenía que hacer, el salmo 23.2 dice: «En lugares de delicados pastos me hará descansar (del peso y de la carga), junto a aguas de reposo me pastoreará (me guiará, me enseñará, velará sobre mí)» (interpretación añadida).
La guía divina es prometida al obediente, al cristiano que sinceramente busca al Señor hasta encontrarlo. Nunca tome una decisión importante sin antes consultar a Dios, solamente Él sabe lo mejor para usted y a veces lo que parece bien a nuestros ojos no es lo que la perfecta voluntad de Dios tiene para nosotros. Recuerde la humildad del rey David cuando procuraba saber lo que Dios quería sobre sus decisiones, vea lo que él dijo en Salmos 143.10: «Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios (un Dios personal que él conocía); tu buen espíritu me GUÍE a tierra de rectitud (a tomar decisiones correctas)» (mayúsculas e interpretación hechas por el autor). David había aprendido a confiar y depender del Señor en todas las áreas de su vida, usted encontrará en las Escrituras que varias veces David consultó al Señor y buscó su guía, aún para salir en batalla contra sus enemigos; revise 1 Crónicas 14.10: «Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo: Sube, porque yo los entregaré en tus manos».
Las Escrituras dicen que David venció a sus enemigos bajo la dirección y la guía del Señor, esto es exactamente lo que nosotros debemos hacer ante decisiones importantes, buscar el rostro del Señor en oración y permanecer allí hasta que Él nos hable. En la misma historia de David, dice que los filisteos regresaron a pelear con él y David, humildemente, sin apoyarse en su experiencia militar de muchos años volvió a buscar la guía divina para enfrentar nuevamente los filisteos; 1 Crónicas 14.14 relata: «David volvió a consultar a Dios, y Dios le dijo: No subas tras ellos, sino rodéalos, para venir a ellos por delante de las balsameras». David buscó al Señor y Él le volvió a contestar, esta vez le dio una estrategia diferente y David volvió a vencer por medio de la guía divina que le fue proporcionada por medio de su búsqueda, para tomar la decisión correcta. David sabía que necesitaba de la guía divina contra sus enemigos, el salmo 5.8 dice: «Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino».
Nosotros tenemos enemigos espirituales, huestes diabólicas de maldad que combaten contra nosotros y no podemos apoyarnos en nuestra propia sabiduría y experiencias pasadas, debemos saber que para cada situación Dios tiene una respuesta diferente. He aprendido en mi vida y en el ministerio que Dios no contesta de la misma manera cuando se repite una misma prueba o circunstancia. Él tiene formas diferentes que nos enseñan a crecer y madurar, una de ellas es mediante su guía divina; si nos proponemos buscarle y nos acercamos a ÉL, por fe Él nos guiará hacia la meta.
Tomado del libro “La Fe que Mueve la Mano de Dios” por Josue Yrion. (p. 125-128) Todos derechos reservados.